sábado, 27 de diciembre de 2014

Para que sepas...

El imperio Bizantino sobrevive la caída del Imperio Romano y perdura hasta la conquista de Constantinopla en 1453 por los turcos otomanos. El arte bizantino es heredero del helenístico y abarca las tradiciones artísticas orientales, entrando en Europa donde influye en el arte románico y prerrománico. El mismo cuenta con 3 fases: siglo VI, siglo IX-toma de Constantinopla y siglo XIV. Su arquitectura se caracteriza por emplear la piedra y el ladrillo, acompañado de recubrimientos externos de placas de piedras con relieves y con interiores de mosaico. Predomina el uso de columnas con capiteles cúbicos decorados con relieves a dos planos. Utilizaron el arco de medio punto y la bóveda con cúpula. La estructura más utilizada fue la de planta centralizada que cuenta con un atrio de entrada, nártex (atrio separado de las demás cámaras), presbiterio y coro al fondo, con dos cámaras laterales y altar bajo un baldaquino (cuatro columnas que sostienen una cúpula cuyo uso es cobijar un altar). Un ejemplo lo es la iglesia de los Santos Sergio y Baco, de Santa Irene y Santa Sofía en Constantinopla. 

Santa Sofía, Constantinopla

Las artes figurativas bizantinas tienen influencia paleocristiana y helenística, y como muestra están los musivarios de San Demetrio de Salónica y San Vital de Rávena. Para el siglo IX establecieron la estética e iconografía, enfatizando la simbología en las imágenes y realizando figuras estilizadas y con perspectiva jerárquica (tamaño de la figura varía según su importancia religiosa). La escultura era en relieve sobre marfil o piedra, resaltando las imágenes de la consagración imperial. Por otro lado, la pintura sustituye al mosaico, pero mayormente los íconos de pintura realizados sobre tabla. Este arte es una extensión del paleocrcistiano y el germánico que recibe la influencia de éstos y con sus conocimientos y materiales lo va enriqueciendo. 

San Demetrio en Salónica
 

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