Es posible que en algún momento hayamos visto un programa
de bromas. En este tipo de programas hacen
varias bromas a personas y esperan ver sus reacciones. Evidentemente logran una
reacción inmediata de la persona implicada y resulta muy gracioso puesto que el
objetivo es hacer reír a los televidentes. Un ejemplo de ello lo son las bromas
de “muertos” que son velados por sus familiares y se levantan del féretro. Como
es de esperarse se desata un caos de personas corriendo del susto ante dicho
evento. Sí que es gracioso al punto de morir de la risa. Algo similar ocurre en
el mundo del arte, pero el objetivo no es necesariamente hacer reír sino provocar
al público presente.
Para la década de 1950 surge un movimiento artístico
conocido como “happening” cuyo significado directo es acontecimiento, suceso u
ocurrencia. Si bien es un evento que se realiza para provocar una reacción en
el espectador. Por tanto, su duración es totalmente variable. Aquí el artista
es el organizador del evento que espera dicha reacción. De modo que no es algo
que el artista hace propiamente como una pintura. Este evento involucra tanto
al artista como al espectador, por consiguiente se le considera una acción que
puede ocurrir en cualquier espacio. Con este movimiento se marca el paso de un
arte que valora la técnica a un arte acción.
Sus orígenes se remontan a un concierto promovido por
John Cage en Black Mountain College en 1952 quién define el concierto como un
acontecimiento. También tiene antecedentes en el DADA de Suiza de 1916, en
Japón, Alemania y en el arte corporal europeo. Su característica principal es
que es totalmente efímero, sucede en un tiempo y espacio y es poco probable que
se repita. Tres palabras resumen muy bien este movimiento artístico: provocar (artista),
participar (espectador) e improvisar. En fin, su intención es lograr la
participación espontánea del público e irrumpir en la cotidianeidad de la vida.
Algunos de sus exponentes lo son: Allan Kaprow, German
Nitsch y Spencer Tunick. Allan Kaprow en Yard
de 1961 presenta un suma enorme de neumáticos en el suelo sobre los cuales
pasan personas. En Carro con mermelada
escoge un vehículo y le unta mermelada para que las personas laman la misma. German
Nitsch en Teatro, origen y misterio
muestra una escena ritual que remonta al pasado. Spencer Tunick realiza una
instalación Multitudes desnudas que
están pintadas todas. Algunas de estas obras pueden resultar un poco
impactantes por lo que presentan pero que ello no nos desvíe de su intención. Recordemos que se trata de un evento, de un
acto efímero que toma lugar en un espacio para recibir la reacción del público
presente.
Nuevamente el arte nos sorprende y va desarrollando
matices a lo largo de su trayectoria que lo enriquece y complejiza. Arte
Espacio los espera la semana próxima con otra impactante historia que no se
pueden perder.
Recuerden visitar a Arte Espacio en las redes sociales y
compartir la información. ¡Hasta la próxima! Chao.
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