domingo, 4 de enero de 2015

Un poco de magia...

Estamos a pocos días de presenciar la llegada de una hermosa tradición que embarga de alegría los corazones de niños y adultos, la venida de los tres Santos  Reyes Magos de Oriente. Cuenta la historia que ellos emprendieron una larga travesía en busca del rey de reyes, el hijo de Dios. Gaspar, Melchor y Baltasar fueron guiados por una estrella que los llevó hasta el pequeño recién nacido en Belén. Los reyes lo hallaron en un humilde pesebre junto a su madre María y su padre terrenal San José. Una vez allí, le dieron sus ofrendas y lo adoraron, conmemorando el nacimiento del mesías, salvador de la humanidad. 

La llegada de los Santos Reyes de Oriente fue y es un evento que ha sido tema en el arte. Varios pintores a través de los años se han encargado de representar este momento histórico, la adoración. Los artistas que se encargaron de pintar el momento de la adoración lo hicieron en una época en la que el tema religioso era una manera de mercadear el arte porque estaba en boga y vendían. De ahí que mucahs de ellas fueron productos de comisiones hechas a los artistas por reyes, duques, miembros del clero y la nobleza. 

Una de las obras más conocidas por la excelencia en la representación de las figuras y la multiplicidad de colores empleados lo es la Adoración de los magos del no muy conocido Sandro Botticelli, quién la realizó en 1475. Algo curioso sobre esta obra es que hace que el observador se tenga que posicionar horizontalmente para poder apreciarla, distorsionando la perspectiva. En ella el artista forma parte de los espectadores que presencian ese momento. 


Para 1504 un hombre llamado Alberto Durero pintó una Adoración de los Magos  en la que trabaja a la perfección la perspectiva de la composición. Emplea una variedad de colores intensos que acentúan los elementos de la composición y dirigen al observador. Se destaca la naturalidad de las figuras y el uso de edificaciones. En esta obra Durero no puede esconder el espíritu de grabador y se ve en los insectos y pedrerías en la composición, dándole importancia al detalle. 


Otra grandiosa representación la realizó Peter Paul Rubens en su obra La adoración de los Reyes Magos de1609. En esta pieza de tamaño monumental, el artista destaca el uso de amarillos, rojos y violetas en la composición. Además, sigue una organización diagonal en la que queda claro que el centro de la misma es el Niño Jesús. Al igual que Botticelli Rubens a la derecha del cuadro incluye un su autorretrato montado a caballo con espada y cadena de oro, haciendo notable su condición de noble. 



Al igual que estas obras hay muchas otras que se han encargado de representar una escena de contenido religioso para perpetuar ese momento en la historia. Cada uno la ha realizado con una majestuosidad definida por su particular y singular estilo al momento de hacer una composición. Una vez más vemos como el arte ha sabido representar  eventos como este a través de sus lienzos. El arte es una especie de brújula histórica que con sus obras nos ilustra los relatos populares que se han vuelto tradición con el pasar de los años. El arte siempre nos invita a conocer y recordar muchos eventos que solo un artista puede mantener en la inmortalidad. 

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