Alguna vez en nuestras vidas todos hemos disfrutado
que nos cuenten una historia, tal vez unos más que otros. Lo cierto es que no
es la historia sino lo que podemos aprender de ella por eso nunca está demás
contarlas. He aquí una para ustedes un tanto diferente. ¡Que la disfruten!
Aquí una historia que merece ser contada
porque lo que se logró en ella fue un descubrimiento muy singular. Resulta que
durante el siglo xv en Florencia se lleva a cabo un concurso para ver quién
realizará las del Baptisterio. El auspiciador de esta actividad es el gremio de
la lana con la intención de brindar prestigio a la ciudad potenciando el arte y
la cultura. Se establece que los participantes deben hacerlas de bronce y
presentar una muestra con la escena de la “Muerte de Isaac. Ghiberti y
Brunelleschi resultan finalistas y el primero vencedor.
El derrotado se va de la ciudad con la idea en mente
de estudiar la herencia romana para poder dotar de una cúpula a la Catedral de
Florencia, que aún permanecía sin cubrir. Una vez realizadas las investigaciones pertinentes, Brunelleschi decide regresar a la ciudad y
presentar al gremio de la lana su propuesta y hacer que le comisionen la obra
sin decirles cómo la hará. Ya con la cúpula como proyecto Brunelleschi toma en
cuenta que es una catedral gótica con un gran crucero en forma octogonal y
bóvedas ojivales. Tiene muy claro que su referente romano el Panteón de Agrippa
no le sirve para el propósito por la planta octogonal de la catedral y el
panteón se encontraba sobre un tambor.
El artista se enfrenta a varios retos que en lugar
de desistir trabaja para ser una obra maestra. El gran tamaño que la cúpula debía hacer era el primer gran problema al que se enfrentaba el arquitecto
moderno e intelectual. Seguido de cómo construir una cimbra de madera para una
estructura tan grande si nadie podía hacerlo. Otro inconveniente era cómo
lograr que los ladrillos no se cayeran al momento de ir cerrando la cúpula. Este
gran genio del arte no solo destacó por su ingenio creador sino por su
arrogancia al pedir que todos los constructores se pusieran a su disposición
para realizar menudo trabajo.
Para poder realizarla él sabía que debía hacer una
maqueta para proyectar en un plano y poder probar que la estructura no se
derrumbaría. Es aquí cuando Brunelleschi llega a esa gran idea que le permite
lograr la proyección: la perspectiva lineal. Ella designa que todas las líneas
en un plano van a convergen en un punto de fuga. Es un sistema de reglas
gráficas y matemáticas que permiten representar la realidad en tres
dimensiones.
Con esta nueva técnica llega a la resolución de todos los problemas.
Así decide hacer una doble cúpula en la cual la interna es más pequeña y sirve
de cimbra para la exterior. Los ladrillos decide colocarlos siguiendo la
técnica de la espina de pez en la que se intercalan ladrillos horizontales con
verticales y evita que se caiga. Esta gran cúpula es la muestra de la
perspectiva lineal ya que todas sus líneas se encuentran en la linterna que
cubre el óculo por el cual entra luz. Dicha linterna no fue realizada por él,
pero sí la diseñó. Esta obra arquitectónica le tomó 16 años en hacerla y la vio
terminada. Con ella finalizada gozó de un prestigio y fama sin igual. Brunelleschi
es sin duda el primer artista del renacimiento por su comportamiento como
intelectual que estudia e investiga, que desarrolla su ingenio y recibe un gran
respeto. Pero este gran genio nos dejó con la incógnita respecto a la manera en
la construyó porque cada vez que realizaba una etapa quemaba el documento que
indicaba cómo se debía hacer. Aún hoy día se desconoce cómo fue que lo hizo
aunque se teoriza bastante al respecto.
Esta es la historia de un gran artista que diseñó y
construyó una de las obras arquitectónicas más prominentes de su tiempo. Arte
Espacio espera que hayan disfrutado de la misma y les recuerda que el próximo
viernes viene con más por contar. No olviden visitar a este blog en las redes
sociales y compartir la información. Hasta la semana siguiente. Chao.
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