En la historia de la humanidad se dio un suceso que sacudió e impactó al planeta, impartiendo una nueva ideología que cambiaría el curso de los hechos. Con el lema: libertad, fraternidad e igualdad, la Revolución Francesa hizo posible que la burguesía subiera como espuma y fuese tan poderosa. En el ámbito artístico implicó un renacer de las formas clásicas, es decir, surgió una valoración de la herencia clásica grecorromana. Dicho renacimiento fue reforzado por la difusión del ideal de la perfección clásica liderado por Johann J. Wickelmann. Este caballero decía que en la antigua Grecia nació la concepción de la belleza perfecta y fue tanta su insistencia que creó un mito que hoy día es un condicionante de la perspectiva que se tiene del arte.
Las formas clásicas hicieron de la arquitectura una racional, funcional y utópica, a partir de lo cual se desarrollaron dos tipos. La primera, la de herencia barroca que se despidió de la decoración y ornamentación en exceso, el Panteón de Paris de Jacques-Germain Soufflot es un ejemplo extraordinario. Del otro lado, surgió la neoclásica caracterizada por líneas racionales y rígidas, siendo funcional y sobria. La Piazza del Popolo de Roma de Giuseppe Valadier ejemplifica ésta.
En la escultura primó la mitología y las historias antiguas, el punto era hacer representaciones que destacaran la cultura clásica. Grandes escultores resaltan, entre ellos: Jean-Antoine Houdon, Antonio Canova, Bertel Thorvaldsen entre otros. Las tres gracias de Antonio Canova es un ejemplo magnífico de este tipo de representación. No obstante, la austeridad y el equilibrio que caracterizó a la escultura dijo presente en la pintura. Los artistas trabajaron para lograr obras con una genialidad representativa como se ve en el Juramento de los Horacios de Jacques-Louis David. Otro ejemplo lo es Cupido y Psiqué de Francois Gérard.
En el campo de las artes decorativas surgieron varios estilos a lo largo del siglo 19. El directorio francés fue característico por el uso de líneas sencillas, clásicas, sobrias y sin ornamentación excesiva, mientras que el imperio francés (tiempos de Napoleón) se orientó a la ostentación y el lujo, prefiriendo temas exóticos y orientales. El estilo biedermeier alemán, por su parte, desarrolló un diseño práctico y cómodo con líneas sencillas y hogareñas. Estos estilos influenciaron en el isabelino español y el victoriano inglés, ambos de corte burgués, enfocados en el lujo y la ostentación sin dejar de lado lo funcional y lo cómodo.
El arte del neoclásico no fue otra cosa que una manera de hacer renacer el estilo clásico, tomando en cuenta los cánones del estilo clásico, pero agregándole otros ingredientes de estilos como el barroco y el rococó.
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Para que sepas...
El palladianismo o arquitectura palladiana es un estilo desarrollado por un arquitecto italiano llamado Andrea Palladio para el siglo 16-18. Durante el siglo 18 influyó grandemente en la arquitectura del neoclásico puesto que compartió el gusto por las formas clásicas. Este estilo se basa en la arquitectura romana, la cual sigue las proporciones matemáticas y dejando lo ornamental en un segundo plano, combinando elementos del lenguaje clásico tomando en cuenta las necesidades funcionales de la estructura. Las obras de este estilo destacan una elegancia lograda por la sencillez y la composición serena. Iglesia del Santísimo redentor en Venecia.