¿Alguna vez
te has preguntado si los objetos son solo eso o hay algo más allá de ellos?
La realidad es que estamos tan inmersos en nuestro mundo que es bastante
improbable que hagamos este tipo de reflexión acerca de un objeto en
particular. Como bien dicen por ahí existen diversas maneras de percibir las
cosas. Tomemos de ejemplo un lápiz. ¿Qué es un lápiz? Se puede decir que es un
instrumento, algo con lo que se escribe. Sin embargo, esta es una de las tres
definiciones sobre él y la misma designa los límites del objeto, nos dice qué
es, para qué sirve, etc. También está la imagen del lápiz que es sugerida por
una foto mostrando su dos o tres dimensiones y porque no es el
objeto en sí sino una imagen de él. Por último, se encuentra el lápiz físico y
literal, el objeto tridimensional. Lo mismo sucede con los demás objetos, pero
por si no habíamos realizado dicha reflexión esta vanguardia artística nos
conduce a pensar en ella.
Para los
años 60 surge el arte conceptual, el cual plantea la prevalencia de la idea
sobre lo técnico y lo artesanal en una pieza artística. Su nombre así lo
designa conceptual de concepto e idea,
así que no se trata del objeto físico sino de la idea sobre él. Este arte se
orientó a valorar la idea bajo la influencia de Marcel Duchamp y el DADA a la
vez que denunció la poca conciencia de la sociedad ante lo que ven. Por medio
de las obras artísticas lanza su crítica para provocar la reflexión y el
cuestionamiento de aspectos importantes en el mundo del arte.
Dentro de
los exponentes de este movimiento artístico se encuentra Robert Rauschenberg,
quién con su obra Erase de Kooning Drawing
pretendió dejar claro que lo importante no era el dibujo que Kooning había
realizado sino el gesto del artista de borrar dicho dibujo. Lo mismo ocurre con
Yves Klein y sus antropometrías en las que pinta a las modelos y luego las arrastra
por todo el lienzo. Joseph Kosuth en su obra One and three chairs se encargó de presentar esa reflexión acerca
de las tres definiciones distintas de la silla: concepto, imagen y objeto
físico. Francois Morellet en Blow up
explora la sucesión de líneas y es otro ejemplo de que lo esencial para este
movimiento vanguardista es la idea. Por último, John Baldessari en su obra
Freud y Emma presenta la idea de los roles de poder traducida a través de las
figuras puesto que Emma parece una escultura deteriorada y Freud es una foto.
Puede que
este movimiento vanguardista no haga sentido del todo, sin embargo hay que recordar que las vanguardias abrieron espacio a un sinnúmero de manifestaciones
artísticas con la intención de romper con los cánones previamente establecidos.
Cada día que pasa el arte nos sorprende y nos hace reflexionar de una forma u
otra.
Los espero
la semana próxima por su blog favorito Arte Espacio. Recuerden visitar Arte
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próxima. ¡Un abrazo!
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