Siguiendo la trayectoria del arte se ha visto que cada cierto tiempo pasa por una serie de cambios y transformaciones que dictan nuevas normas y parámetros para hacer arte. Durante el siglo XX el mismo sufrió una gran transformación que iba acorde a la sociedad del consumo que se estaba desarrollando en ese momento. Junto con ello, surgen los movimientos de vanguardia cuya intención fue integrar el arte a la sociedad. Así, el interés de este arte fue el concepto y no el objeto de arte, revalorizando la acción, lo espontáneo, lo efímero y lo no comercial.
Dentro del arte, la arquitectura tuvo un desarrollo individual, pero sin distanciarse de las demás artes orientada a la idea del espacio más estructurado y funcional, considerando las nuevas tecnologías y su lugar en el ambiente. A veces iba de la mano con algún movimiento artístico como lo fue el caso de la de corte expresionista que empleó nuevos materiales para construir como el ladrillo, acero y vidrio, orientándose a la fabricación en masa. Además, se dio el constructivismo ruso con su arquitectura funcional enfocada en las necesidades reales de la población. Sin embargo, este medio tuvo como tendencia primaria el racionalismo promovido por la Escuela de la Bauhaus estableciendo que la arquitectura debe tener la razón como fundamento, además de líneas sencillas, funcionales y basadas en formas geométricas. Así, fue una que renunció a la decoración excesiva y destacó el diseño como sencillo y funcional. Los principales exponentes fueron: Walter Gropius, José Luis Sert, Frank Lloyd Wright, Alvar Aalto, Oscar Neimeyer, Ludwig Mies van der Rohe entre otros.
Casa de la Cascada de Lloyd Wright
Pabellón alemán en Exposición Internacional, Barcelona de Mies van der Rohe
En 1950 surgió el brutalismo que partió de formas austeras, teniendo como base la pureza material y siendo más importante la estructura que el acabado de la misma. Alice y Peter Smithson se destacan en esta vertiente. En contraste, el metabolismo japonés se dirigió a atender las necesidades de la sociedad de masas, desarrollando estructuras flexibles, de grandes escalas y formas orgánicas, praticado por Kenzo Tange. La arquitectura pop, por su parte, resaltó lo urbano y las variaciones populares mediante ambientes nocturnos como los de Las Vegas, Robert Venturi da muestra de ello.
Sin embargo, el diseño científico y estructural enfatizó en las nuevas posibilidades que trajo la técnica, empleando el hormigón y formas orgánicas. Richard Buckminster Fuller es testigo de esto. De ahí que en la década del 60-70 emergió el high-tech, movimiento que pretendió revitalizar lo moderno por medio de la innovación y la tecnología, tal y como lo hizo Norman Foster. Para este mismo tiempo surgió el antidiseño, que se opuso al racionalismo y a la visión de la función social y cultural de la arquitectura. Como contraataque apareció el neorracionalismo y con este el regreso de lo funcional siendo sus precursores el grupo italiano Tendenza y los Five architects.
Ya para la altura de 1975 se desarrolló la arquitectura posmoderna que reinterpretó otros estilos y se basó en el eclecticismo (combinación de estilos) ejercido por James Stirling en sus obras. Pero un cambio más devenía en el curso de la arquitectura que destacó la fragmentación, el empleo de un proceso de diseño no lineal y el manipular las estructuras, tal cual lo hizo Frank Gehry con esta corriente de deconstructivismo. Si bien advinieron muchos cambios para este siglo en el campo de la arquitectura, imagínense los que tuvo la pintura y demás medios artísticos. De ahí, que la vanguardia traduzca muy bien los cambios de este arte del siglo XX. Las vanguardias serán nuestra próxima parada y se examinarán cada una de ellas.
Centro Stata de Gehry
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