Hacia finales del siglo XVIII surgió un movimiento político y cultural que tuvo su origen en Alemania y en el Reino Unido, revolucionó el elemento racional de la Ilustración y lo clásico. El romanticismo dio una mayor importancia a los sentimientos, la fantasía, la imaginación, la espiritualidad, amor por la naturaleza y la búsqueda de libertad constante para romper con los cánones establecidos en la época. Sin embargo, se vieron seducidos y atraídos por el ocultismo (prácticas misteriosas como la adivinación, la magia y la alquimia para revelar secretos del universo), la locura y el sueño. Además, se dio una valoración de lo exótico, lo popular, de estilos anteriores como el medieval, y se posicionó en el mapa artístico el paisaje (se enmarca un fragmento de la totalidad de la naturaleza). En el terreno de las artes gráficas, la litografía y el grabado en madera se hicieron sentir notablemente. Sin lugar a dudas, fue un estilo artístico que se fue abriendo camino y presentándose como una manera de sentir y concebir la naturaleza, la vida y el ser humano, temas que experimentaron tendencias variadas en los países.
Caballero, la Muerte y el Diablo, grabado de Durero
La pintura romántica vino bajo el velo de una fase prerromántica desarrollada durante el siglo XVIII y que se opuso radicalmente al neoclasicismo, preparando el terreno para la llegada del romanticismo al mundo artístico. Dentro de esa etapa prerromántica se destaca Johann Heinrich Füssli, Hubert Robert Eugene Delacroix, William Blake entre otros. Bajo el manto del romanticismo, en Alemania surgió el movimiento de los nazarenos cuya inspiración vino del renacimiento italiano y alemán. Los nazarenos fueron un grupo de artistas interesados en revivir la espiritualidad y honradez del arte cristiano medieval. Entre los artistas de ese grupo resaltan Johann Friedrich Overbeck con la obra de Italia y Germania, y sobre todo Alberto Durero con Fiesta del Rosario y María rezando. Mientras, en España destacaron pintores como Leonardo Alenza, Eugenio Lucas entre otros.
A nivel escultórico en el romanticismo las formas neoclásicas prevalecieron, pero fueron reinterpretadas tal como lo hizo el francés Francois Rude con La Marsellesa. Al igual que Rude, Jean Baptiste Carpeaux se enfocó en lo espectacular, reflejándolo en Las tres gracias, y David d'Angers quién es el autor del relieve del frontón del Panteón de Paris. En Alemania destacó la obra escultórica de Rudolf Schadow con Die Sandalenbinderin.
Si bien el romanticismo fue un movimiento cuya pretensión fue subvertir los cánones de la época para dar rienda suelta a los sentimientos, lo oculto, la fantasía, la espiritualidad, la imaginación en representaciones de la naturaleza, la vida y el ser humano.
Los espero el próximo viernes con realismo. Recuerden visitar Arte Espacio en facebook y twitter. Hasta la próxima.
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